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El islam es la religión de mayor crecimiento en el mundo actual, con 1.900 millones de seguidores en todo el mundo, lo que supone casi el 25% de la población mundial.
Aunque el islam surgió en el siglo VII en la actual Arabia Saudí, hoy se practica en todo el mundo, desde Tombuctú hasta la China.
De hecho, una de las mezquitas más antiguas de China se construyó en el siglo VII, cuando los comerciantes musulmanes llegaron a la región a través de la ruta de la seda.
Esta primitiva mezquita de estilo pérgola refuerza una enseñanza del Corán: «Os hemos creado a todos a partir de un solo hombre y una sola mujer, y os hemos dividido en razas y tribus para que os conozcáis los unos a los otros» (49:13).
Ninguna raza o cultura en particular puede reclamar el islam, porque fue creado para todos los pueblos y para todos los tiempos. Por ello, las culturas musulmanas son muy diversas: Los musulmanes de Brasil, por ejemplo, tendrán una cultura diferente a la de los musulmanes de Senegal.
En su último sermón, el Profeta Muhammad declaró: «Toda la humanidad proviene de Adán y Eva.
Un árabe no tiene superioridad sobre un no árabe, ni un no árabe tiene superioridad sobre un árabe; tampoco un blanco tiene superioridad sobre un negro, ni un negro tiene superioridad sobre un blanco, excepto por la piedad y las buenas acciones.
Sepan que todo musulmán es hermano de todo musulmán y que los musulmanes constituyen una sola hermandad».
Lo que conecta a todos los musulmanes del mundo es su creencia en Un solo Dios, en Muhammad como Su mensajero, y el compromiso de hacer buenas acciones en esta vida para obtener la recompensa en el más allá.
