Back
El islam está construido sobre una base de cinco pilares.
El primero es la creencia; una simple declaración constituye el núcleo de la fe islámica: «No hay más dios que Dios, y Muhammad es el Mensajero de Dios». Esto afirma la Unicidad de Dios, y la creencia de que Muhammad es el último mensajero, después de miles de mensajeros y profetas anteriores a él, tales como Abraham, Moisés y Jesús.
El segundo es la oración; la oración ritual diaria se realiza en árabe cinco veces al día: al amanecer, al mediodía, a media tarde, al anochecer y durante la noche, y sirve de conexión constante con Dios. Las acciones de estar de pie, inclinarse, postrarse y sentarse combinan el aspecto físico de la oración con la concentración mental y espiritual.
Los musulmanes de todo el mundo rezan mirando a la Kaaba en La Meca, el primer lugar de culto a un solo Dios.
El tercer pilar es una forma específica de limosna llamada azaque o «zakat», que significa purificar la riqueza de uno, además de fomentar la humildad y la disciplina. El zakat no es una obra de caridad, sino una obligación mínima para todo musulmán adulto quien entrega el 2,5% de su riqueza excedente (no de sus ingresos) cada año a las personas pobres y necesitadas. Una vez cumplido el zakat, los musulmanes también dan caridad, muy fomentada en el islam.
El cuarto pilar es el ayuno, que tiene lugar durante el mes de Ramadán y es una experiencia tanto espiritual como física. La comida, la bebida, las relaciones sexuales y las palabras malsonantes están prohibidas desde el amanecer hasta la puesta de sol, y se hace hincapié en la oración, la reflexión y la mejora del carácter. El ayuno se considera una forma de autodisciplina, una manera de conocerse mejor a uno mismo y de acercarse a Dios.
El quinto y último pilar es la peregrinación. Todo musulmán debe realizar la peregrinación -o Hajj-, si puede, al menos una vez en su vida, a La Meca, en la actual Arabia Saudí. Cada año, alrededor de tres millones de peregrinos realizan rituales que incluyen circunvalar la Kaaba, caminar tras los pasos de Agar (la esposa de Abraham) y rezar en el monte Arafat. Los peregrinos se visten con sencillas prendas blancas para simbolizar la unidad e igualdad de la humanidad.
