La Edad de Oro fue un periodo de la historia en el que el Imperio islámico estuvo en el centro del progreso de las matemáticas, la ciencia, la medicina, la literatura, la filosofía y el arte, así como de otras disciplinas.
Los mejores filósofos, pensadores e inventores musulmanes contribuyeron a algunos de los descubrimientos más importantes del mundo.
Siglos antes de la invención del microscopio, Ibn Sina o Avicena propuso la teoría de que las enfermedades se propagan a través de pequeñas partículas invisibles al ojo humano. Esto condujo a la invención de la «cuarentena», un periodo de 40 días que Ibn Sina aconsejaba con el fin de detener la propagación de enfermedades infecciosas.
Ibn-al-Haytham o Alhacén es conocido como el padre de la óptica. Fue el primero en explicar el funcionamiento de nuestros ojos, una teoría fundamental que dio lugar a inventos tales como las gafas, los microscopios, los telescopios, la cámara e incluso el cine.
Abbás Ibn Firnás fue un polímata e ingeniero musulmán, que fue el primer ser humano en experimentar con el vuelo. También construyó un dispositivo que indicaba el movimiento de los planetas y las estrellas en el universo.
Los escritos de Ibn Rushd o Averroes influyeron directamente en las ideas de la Europa medieval. Incluso aparece en un cuadro del artista renacentista Rafael, llamado «La Escuela de Atenas», que representa a los más grandes filósofos, entre ellos Aristóteles y Platón.
El cepillo de dientes, el álgebra, el café, el concepto de universidad y la cirugía médica han sido inventados o inspirados por el trabajo de algunos de los mayores pensadores musulmanes de la historia.