El Corán afirma que todos los seres humanos han sido creados iguales, independientemente de su raza, sexo u origen.
El Corán subraya que las mujeres y los hombres pueden alcanzar el mismo estatus espiritual y que hombres y mujeres son protectores los unos de los otros.
El Profeta Muhammad describió a las mujeres como las «mitades gemelas del hombre» y declaró que sus derechos son sagrados. El islam concedió a las mujeres el derecho a votar, el derecho de propiedad y de herencia, el derecho a conservar su apellido y su identidad después del matrimonio, y un papel en la política y la sociedad civil.
Estos derechos llegaron en una época en la que muchos árabes paganos del siglo VII enterraban vivas a sus hijas recién nacidas y, en general, consideraban a las mujeres como inferiores y de menor categoría, una actitud que era común en todo el mundo.
Desde los primeros tiempos del islam y en los siglos posteriores, las mujeres musulmanas han sido eruditas, médicas, políticas, poetas, empresarias y juristas. Las mujeres apoyaron, dirigieron y moldearon activamente la sociedad, como por ejemplo Razia al-Din, que gobernó el sultanato de Delhi en la India en el siglo XIII; o las cirujanas de la Turquía del siglo XV que realizaron procedimientos para salvar vidas; o la filántropa Fátima al-Fihri, que fundó la universidad más antigua del mundo en el Marruecos del siglo IX.
El liderazgo femenino forma parte de las lecciones y el mensaje de las escrituras musulmanas. El Corán destaca el relato de la reina de Saba, que se presenta como un ejemplo de buen gobierno político, y sirve de inspiración y legado para las mujeres de todos los tiempos.
El Corán afirma que la educación es un deber que se impone a todos, hombres y mujeres. A lo largo de los siglos, hubo miles de mujeres eruditas que destacaron en teología, derecho y filosofía. Enseñaron a mujeres y hombres de todas las regiones musulmanas, que viajaron desde lejos para aprender a sus pies.
Entre las alumnas de Umm al-Darda, erudita siria del siglo VII, se encontraban imanes, jueces e incluso un poderoso califa cuyo gobierno se extendía desde España hasta la India. Más recientemente, en el siglo XIX, la erudita, historiadora, poeta y princesa de África Occidental, Nana Asma'u, fue una educadora muy influyente que formó a maestras y se dedicó a la educación de las mujeres.
El islam otorgó reconocimiento y honor a las mujeres tanto en la esfera pública como en la privada, y hoy en día las mujeres musulmanas siguen construyendo y liderando en todos los ámbitos de la sociedad, desde la educación de las comunidades hasta la lucha contra la injusticia y la desigualdad. Siguen reclamando su posición como campeonas de la fe.